Esta mañana tuvimos la oportunidad de ver los primeros 30 minutos de la película Batalla en Seattle, de Stuart Townsend. En ella se muestra un grupo de activistas que protestan ante los representantes de los países -desarrollados- que asisten al congreso de la OMC (Organización Mundial del Comercio).
Este ejemplo de movimiento social nos sirve para comprender lo que en el temario se nos proponía. La magnitud de las llamadas que estos grupos proponen es a gran escala ahora que Internet está tan desarrollado. En cuestión de segundos la base de datos de estas organizaciones sociales puede avisar a toda la población mundial que contiene en sus bases de datos.
Tras visionar este fragmento nos podemos dar cuenta de cómo un grupo de personas, que empieza por ser muy pequeño puede provocar el caos y -quién sabe- hacer cambiar de opinión a estos altos mandos. Desde luego, al organizador del evento lo tiene desconcertado. También hay que resaltar que tal magnitud no hubiera sido posible si no tuviéramos un nivel de desarrollo democrático como en el que vivimos. Desde luego que eran pacíficas estas protestas pero llegan a un punto en el que las autoridades utilizan la fuerza para retenerlas.
Sim embargo, quizá estos movimientos sean indicativos de un déficit democrático a nivel global. Mientras, los activistas están proponiendo un modelo alternativo con el apoyo de las redes contrarias a los grandes grupos capitalistas que hoy nos controlan.
Aplicado a otros ámbitos, estos activistas también defienden el software libre, promocionando plataformas como LINUX.
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